AL VUELO/ Peladín

Por Pegaso

En el año y meses que lleva al frente del Gobierno de la República, el Pejidente ALMO ha mostrado su mejor repertorio de insultos, agravios, ofensas, ultrajes, injurias, dicterios, críticas, recriminaciones, difamaciones, vilipendios, improperios y denuestos en contra de sus detractores, opositores, contrarios y competidores.

Su lenguaje florido no ha dejado de ser notado por propios y extraños. Es el mandatario que más calificativos ha usado en la historia reciente de nuestro país.

Ignoro qué tipo de lenguaje utilizaban Moctezuma, Cuauhtémoc o Ahuizótl, pero sí puedo hacer una comparación con Juárez, Madero y Cárdenas, quienes fueron ejemplo de ecuanimidad.

Hay quienes, en las redes sociales, se dedican única y exclusivamente a contabilizar, enumerar y registrar cada una de las palabras, frases, exclamaciones, citas o aforismos que salen de su ronco pecho.

Estoy seguro que el compendio así elaborado constituye una valiosa cátedra para los carretoneros, albañiles, chalanes, pepenadores y limpiavidrios, a fin de que vayan ampliando su léxico y puedan en un futuro llegar a ser como nuestro gran Tlatoani.

Ordenadas en orden alfabético, estas son las palabras que en sus conferencias mañaneras y en las entrevistas de prensa ha intercalado ALMO, para honra y lustre de la gloriosa institución que representa: La Presidencia de la República.

Achichincle, alcahuete, aprendiz de carterista, arrogante, blanquito, calumniador, callaron como momias, camajanes, canallín, chachalaca, chayotero, cínico, cómplice, conservador, corruptos, corruptazo, deshonesto, desvergonzado, espurio, farsante, fichita, fifí, fracaso, fresa, gacetillero vendido, hablantín, hampones, hipócritas, huachicolero, ingratos, intolerante, ladrón, lambiscones, machuchón, mafioso, mafiosillo, maiceado, majadero, malandrín, malandro, maleante, malhechor, mañoso, mapachada de angora, matraquero, me da risa, megacorrupto, miente como respira, mentirosillo, minoría rapaz, mirona profesional, monarca de moronga azul, mugre, ñoño, obnubilado, oportunista, paleros, pandilla de rufianes, parte del bandidaje, payaso de las cachetadas, pelele, pequeño faraón acomplejado, perversos, pillo, piltrafa moral, pirrurris, politiquero demagogo, ponzoñoso, pregonero, prensa vendida, ratero, reaccionario de abolengo, represor, reverendo ladrón, riquín, risa postiza, salinista, señoritingo, sepulcro blanqueado, simulador, siniestro, tapadera, tecnócratas neoporfiristas, ternurita, títere, traficante de influencias, traidorzuelo, vulgar, zopilote.

Como ven, nada se ha escapado a los avispados usuarios de las redes sociales.

La citada lista me la hizo llegar un amigo personal, Neto Quijones, a quien agradezco profundamente, porque nos da la oportunidad de conocer y analizar el repertorio verbal de que hace gala el Peje del Ejecutivo Federal.

La prensa no ha sido la excepción. Los periodistas y comunicadores que no comulgan con su forma de gobernar, son fifís. Una vez hasta les dijo que son como los perros de malagradecidos porque muerden la mano que les quitó el bozal.

Yo me imaginaba, al iniciar la presente Administración, que pronto iba a echar de menos a Fox, con su bigote, sus botas y sus cotidianos disparates, o a Calderón, con sus etílicos devaneos, o a Peña Nieto, con sus jocosas ocurrencias.

Pero mientras más tiempo pasa más me convenzo de que hemos entrado a un período privilegiado para los memes, ya que no sólo tenemos a ALMO, sino a otros muchos personajes folclóricos y divertidos, como doña Chucha Rodríguez, Perfidio Muñoz Lelo, Gerardo Frenández Norroña, Rucardo Montreal, Yeikol Chilinsky, Mamuel Bartel Díaz y el siempre imitado, pero jamás igualado “Perro Pantorrillero”, Alejandro Rosas-Díaz Durón.

La presencia de esta pléyade de comediantes garantiza horas y horas de solaz esparcimiento para todos los mexicanos.

Restan todavía 5 años de picosas aventuras, psicodélicos alucines y simpáticas expresiones, dignas de un Polo Polo, un Jo-Jo-Jorge Falcón o de una Chupitos.

Quédense mis dos o tres lectores con el refrán estilo Pegaso: “Era preciso expresarlo, y se expresó”. (Se tenía que decir, y se dijo).

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